lunes, 13 de abril de 2015

INFLUENCIA DE LOS MEDIOS EN EL DESARROLLO INTEGRAL DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES.

Tanto la familia como los medios de comunicación social son en la actualidad dos de las instituciones básicas que utiliza nuestra cultura para socializar a las personas y fomentarles sus valores, creencias, modelos culturales y expectativas vitales. Posiblemente, por no decir seguro, nuestra sociedad actual no sería la misma si hacemos desaparecer una de estas instituciones, la primera constituye la unidad básica de nuestro tejido social, y la segunda los instrumentos usuales a través de los cuales existe la comunicación.

Las funciones que se le han asignado a los medios de comunicación son diversas y en líneas generales podríamos sintetizarlas en seis: informadora-comunicativa, económica, estética-expresiva, de diversión y entretenimiento, substitutiva de la realidad y socializadora. Con la última, se persigue la incorporación del receptor a un grupo cultural, presentándole las normas por las que éste se rige, y las conductas aceptadas y rechazadas. Desde esta perspectiva los medios desempeñan también una función ideologizante y adoctrinante, en cuanto sistema de representación de la realidad sociocultural, económica y política donde se desarrolla el individuo.

El hecho de que ambas instituciones persigan esta función, el creciente volumen de medios que constantemente se están introduciendo a nuestros hogares: televisión, vídeo, equipos multimedia, DVD, Internet, BluRay, las influencias que se les asignan, y el hecho de las repercusiones que éstos están teniendo en la familia, hace necesario que nos dediquemos unos instantes a reflexionar sobre qué relaciones se pueden establecer entre ellos, y qué podemos hacer para realizar un uso más crítico, reflexivo y significativo de los medios en la familia.

Medios de Comunicación y Familia – Familia y Medios de Comunicación

El aumento de la programación y la reducción del costo de los equipos, han traído como consecuencia que el número de receptores de televisión que se están introduciendo en los hogares venezolanos sobrepase la unidad familiar, y que la presencia de medios sea más amplia que la televisión y la radio, lo que permite que unos vean la televisión, otros jueguen a los videojuegos, y otros naveguen por Internet. Con las consecuencias que ello tiene para la dispersión por el hogar de los miembros de la familia, la realización de actividades individuales y solitarias, y el favorecer la incomunicación.

El resultado interactivo de la influencia familia-medios de comunicación, lo podemos observar en el problema tan analizado del efecto violento de los medios de comunicación social, y sobre todo de los medios cinematográfico y televisivo. Al respecto, como acertadamente apuntaron Schramm y otros tratadistas hace ya bastante tiempo: "Para algunos niños, bajo algunas condiciones, alguna televisión es perjudicial. Para otros niños bajo idénticas condiciones, o para idénticos niños bajo otras condiciones puede ser beneficiosa. Para muchos niños, bajo muchas condiciones, mucha televisión es probablemente, ni perjudicial, ni particularmente beneficiosa" (Schramm y otros, 1961, 13).

Dicho de otra manera, se ha encontrado una alta correlación positiva en las investigaciones que se han centrado en estudios de comportamientos violentos, entre los programas que observaban los adolescentes y el comportamiento agresivo de la familia. Ello posiblemente nos lleva a asumir que algunas veces, y bajo ciertas condiciones, los medios más que crear patrones culturales, lo que sirven es como elementos potenciadores de patrones culturales y sociales ya asumidos consciente o inconscientemente en los entornos familiares. Una cosa es que puedan darse casos de relaciones entre conductas violentas de personas y alto consumo de medios violentos, y otra diferente, es que una sea la consecuencia de la otra. La realidad afortunadamente es más compleja. Posiblemente un entorno familiar violento, favorecerá la observación de programas violentos.

Por otra parte, se ha dedicado mucho tiempo a prestarle bastante atención a la cantidad de violencia en los medios de comunicación, olvidándonos de sus características y dimensión cualitativa y del contexto donde esta se recibe; que son posiblemente las variables que más influyen para que a partir de ellas creemos un modelo moral de sociedad. No tiene la misma influencia la violencia ejercida por el “malo” de la película, que por el supuesto “bueno”. Una se percibe como aterradora y perniciosa, y otra como justa y significativa. No se debe  de olvidar, que el espectador le incorpora al medio, con sus actitudes, predisposiciones y personalidad, sus fobias, visiones del mundo y estado emotivo.

Ante esta situación, la familia puede jugar un verdadero papel para el aprendizaje y la concreción de los medios, desempeñando una actitud mediadora respecto a la adquisición de hábitos de exposición y comprensión de los mensajes transmitidos por los medios de comunicación de masas.

Diferentes investigaciones llaman la atención respecto a cómo en las familias, donde entre los padres y los niños adolescentes existen intercambios de ideas y comentarios de los programas, los hijos ven menos televisión y son más selectivos en las programaciones. Por el contrario, en las familias donde no se realizan comentarios sobre los programas televisivos, se ve más televisión, se interacciona menos con otros medios, y una gran proporción de los contenidos de la comunicación familiar gira en torno a temas marginales relacionados con los programas observados en la televisión (Orozco y Charles, 1992). Y esto último puede resultar perjudicial si se tiene en cuenta el rol que los medios juegan para la imitación y la creación de valores para los niños y adolescentes.

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